Ojos negros, profundos pozos,
donde se ahoga mi mirada,
luceros que en la noche brillan,
con una magia innata.
Cabellos de canela rizada,
cascada de fuego y pasión,
en cada bucle un hechizo,
que cautiva mi corazón.
Tu piel, canela suave,
acaricia mi alma al rozar,
y en tu sonrisa se dibuja,
un amanecer sin igual.
Eres la musa que inspira,
los versos que mi alma crea,
la diosa de ébano y fuego,
que en mis su
eños me recrea.
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