"... Y de los cielos despejados por meses; de esos amplísimos espacios. La Nada se llena de resplandores..."
... Y al verle sonrío. Reconozco en su sonrisa todos los caminos que ha recorrido. Su perfume humedecido por el curso de sus tiempos. El primer encuentro del año, latiendo violenta entre cabellos y suspiros nuevos cargados de aromas.
Ocurre que no te sentí. Me había perdido en el calor sofocante veraniego; de la canícula intemporal que hace imperceptible cada pequeño suspiro, sin ningún estallido de matices expandiendo vapores de cielo.
Llegaste fugaz, empujando cortinas y agitando páginas de un libro suspendido. Moviéndote perdida entre agua desmoronada, en cada árbol en su vaiven de hojas salpicadas y entre brisa acumulada en el cristal de la ventana, escurriendo en silencio en gotas de lluvia.
Ocurre que te veo como una tarde bajo la lluvia. Arropada en cielos tormentosos. Mezclándote en agua y plasma azulado. Peinada en borrascas. Sacudiendo tierra y deletreando suave y lento el borrón del tiempo.
Me vienen las palabras torpes, los latidos de golpe y el desatino de un gris sonriente perdido entre susurro fresco, azahares y humedad de llovizna. Quizá sea sólo reacción humana al tratar de encontrar agua entre nubes electricas; en viejos fragmentos que componen tormentas.
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