Fíjate lo lejos que estamos, la diferencia de estación, sin embargo hizo un día de martes de abril como lo describes y llueve contigo.
A mi me gusta la lluvia. Me gusta escribir cuando llueve. Cuando ese ambiente es una masa melancólica, descolorida, silente. Empezar el día con una taza de café y un aguacero, está bien. Normalmente, personas relacionan éste hecho natural con cosas tristes y nostálgicas, que prefieren un año con menos lluvia y más sol que sentirse de esa manera. Pero por acá, es más solicitada en cualquier día aún cuando no es la temporada.
A mi me gusta escribir cuando llueve, y no puedo decir que me es imposible distinguir este olor a ideas. La lluvia me inspira alegría, las nubes me hacen soñar, el viento me lleva lejos. Y como aquel que describes, parado bajo una lluvia repetida, el insomnio que se empieza a instalar nuevamente, mis ganas de escribir aún adormecidas.
Y a veces... muchas veces... quisiera tener un pequeño grabador de pensamientos para registrar los momentos en los que he podido estar debajo de ella... Pero desafortunadamente la temporada de lluvias y aguaceros en mi localidad es de tan sólo unos días al año.