Me gusta evadirme, como tú, y quedarme quieta en mi despertar, pensando justo en eso, en el día hermoso que hay como buen comienzo de ciclo nuevo. Todo se enciende vertiginosamente, y las emociones entran y salen, y vuelven a entrar y a salir por no decir nada, por no saber escribir. Sólo eso. Pero tan loca que a veces aún dudo de mi y me escabullo con el cuadernito borrador al roce del alba que va deshojando silencios.
Qué emocionante.
Es como esa transición que se produce cuando el cielo se enciende hacia el oeste con la claridad de la palabra vida... y que miro largamente, sin decir nada. Escribiendo palabras sin conseguir ordenarlas en los convencionales renglones, pero que sonrío en pequeñas historias que me invento para dejarlas huir, inquieta y estremecida bajo el huracán de mil palabras...